lunes, 24 de febrero de 2014

De "carne de sofá" a cuerpo tonificado en dos sencillos pasos / From couch potato to fitness nut in two easy steps

Buenos días! ¿qué tal fue el finde? espero que tengáis por delante una buena semana llena de buenos propósitos. Hablando de buenos propósitos ¿quién no se ha planteado mil y una veces apuntarse a un gimnasio para mantenerse en forma y no lo ha hecho?. Aquí tenéis un artículo traducido del inglés de la web www.apartmenttherapy.com. Espero que os interese y os anime a intentar hacer un poquito de ejercicio cada día. ¡Que tengáis un buen lunes!

www.apartmenttherapy.com
Good morning! how about your weekend? I hope you have a nice week ahead of you full of nice intentions. Talking about good intentions, who hasn't thought a thousand times about signing up in a gym to keep fit and hasn't done it?. Here you have a translated article from the English from the web www.apartmenttherapy.com. I hope you like it and encourage you to try to do a little bit of exercise each day. Have a nice monday!

English link: http://www.apartmenttherapy.com/from-couch-potato-to-fitness-nut-in-two-easy-steps-198914

Quizá seas una de esas personas superdisciplinadas que nunca ha tenido el más mínimo problema en ir al gimnasio. Si es así, este post no es para ti. Pero si no has cumplido el propósito para el Nuevo Año de ir tres veces por semana y te has metido en la espiral de culpa y auto-aversión-sigue leyendo.

En el pasado nunca fui una persona atlética. Alternaba “ataques” de footing dos o tres veces por semana con largos periodos de meses sin hacer nada de ejercicio. Nunca utilizaba el carnet de socio de un gimnasio que tenía y que me daba demasiada vergüenza anular.

Y entonces ocurrió algo. Ahora hago ejercicio dos o tres veces por semana la mayoría de las semanas. A veces incluso cuatro veces. Libre de culpa. Y creo que quizás, sólo quizás esta vez voy a ser capaz de mantenerlo (cruzo los dedos).

¿Cuál es mi secreto? –me preguntarás. Este es:

Encontré un tipo de ejercicio que en realidad me gusta hacer. Y entonces encontré a alguien que lo hiciera conmigo.

Para hacer ese cambio:

Paso 1: Encuentra algo que en realidad te guste hacer.
Una cosa que he aprendido: hacer ejercicio no es tan duro. Al menos para mí, la parte más dura de hacer ejercicio es hacerse a la idea de hacerlo. En otras palabras, la parte más dura la habrás superado una vez llegues al gimnasio.


La dificultad, por supuesto, está en mi cerebro, ejercicio=tarea que hacer. Y nadie quiere tareas para hacer. Tienes que encontrar la manera de “engañarte a ti mismo” diciéndote que el ejercicio es divertido, así tendrás ganas de verdad de ir al gimnasio. ¿La mejor manera de hacerlo? Encuentra algún tipo de ejercicio que de verdad pienses que es divertido. El mío es trepar por el rocódromo. Es la combinación perfecta de fuerza, resolución de problemas y aventura. O, como dice Sarah, mi compa trepadora: “Me encanta trepar por el rocódromo, es como ir a Disneyland. A veces no me puedo creer que puedo hacerlo cuando quiero”.


¿Hacer tareas? Aburrido. ¿Ir a Disneyland? Genial. Encuentra tu Disneyland. ¿Cómo hacerlo? Intenta muchas cosas nuevas. Ve a clase con un/a amigo/a. Consigue un Groupon para probar algo que no hayas probado antes. Descárgate un video de ejercicio raro. Sal de tu zona de comfort: quizá tu favorito sea patinar sobre hielo, o andar por el puerto, o hacer ejercicio al son de música de jazz –lo que te haga feliz y te mantenga en movimiento. Será más fácil si puedes conseguir más de una cosa. La variedad es la clave para no aburrirte y "quemarte".

Paso 2: Encuentra alguien con quien hacerlo.

La mayoría de las cosas son más divertidas si las haces con un/a amigo/a. Y encontrar un/a compañero/a de ejercicio añade un elemento de responsabilidad. Quizá estés tentada de quedarte en la cama y no salir a correr cuando fuera hace frío pero quizá te saque de la cama pensar que tu mejor amigo estará corriendo enfadado, solo y con frío.

Si el ejercicio regular con un amigo no es una posibilidad, improvisa. Ir a clase tiene muchas de las ventajas de quedar con un compañero: te fuerza a ejercitarte a una hora en concreto, así que no puedes posponerlo y posponerlo y posponerlo y evita que lo dejes antes de terminar. Es más fácil apagar la máquina de andar que salirte a mitad de una clase de spinning. Quizá puedas hacer una clase de yoga en video a una hora concreta en casa cada semana y hagas responsable de que lo cumples a las personas con las que compartes casa o a tu pareja. Si tienes hijos, involucra a los pequeñajos. ¿Y a tí qué te funciona? 

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