miércoles, 5 de febrero de 2014

Lo que mi perro me enseñó acerca de cómo tratar el drama / What my dog taught me about dealing with drama

Buenos días! ¿qué tal se presenta el miércoles? os deseo un día agradable a todos y hoy os recomiendo este artículo que encontré en una web americana y que me gustó mucho por su sentido común y por la enseñanza que desprende. El original está en inglés y lo podéis leer clickando el link. Para los que no sepáis inglés más abajo lo tenéis traducido. Espero que os guste a vosotros también

Good morning! how has your wednesday started? I wish you a nice day and today I recomend you this article that I found in an American web and liked a lot by its common sense and what I learned from it. The original article is in English and you can read it just by clicking the link. For the non-English speakers below you can find it translated. I hope you like it too


www.babble.com

http://www.babble.com/relationships/what-my-dog-taught-me-about-dealing-with-drama/


Mi perro tiene muchas necesidades que cree deben ser satisfechas en el momento. Por ejemplo, disfruta cuando lo acaricio sin prisas y no le gusta cuando paro de hacerlo antes de que considere que es suficiente. Si se me ocurre quitar la mano enrosca la pata en mi brazo. Entonces si me las arreglo para quitármela se enfada, protesta y ladra . Si eso tampoco funciona, intenta trepar sobre mi.

Ocurre lo mismo cuando tiene hambre, lo que sucede casi todo el tiempo. Sobre las tres de la tarde normalmente decide que ya han transcurrido días desde la última vez que lo alimenté. Así que se sienta delante del armario donde guardo su comida y se enfada, protesta y ladra. A veces se lanza contra el armario para darle más efecto.

Al principio, cuando era simplemente un cachorro, cometí el error de responder a sus llamadas de atención. Aunque no siempre le daba lo que quería, aún le decía cosas inútiles como: “Macy, sólo son las 3. Si te doy comida a las 3 tendrás hambre a las 2. Si te alimento a las 2, tendrás hambre a la 1. Pronto estarás comiendo todo el día y subirás de peso y el veterinario me “dará la charla” sobre cómo te estoy matando con amabilidad”.

Como todos sabemos, lo que oye es: “Macy, bla bla bla bla….”. Así que me mira como si me hubiera vuelto loca. Y empieza a enfadarse, protestar, ladrar y lanzarse más intensamente.

Hace poco he aprendido a decirle una palabra pero con firmeza: “No” y continúo con mi ocupación diaria. ¿Quieres saber qué ocurre cuando hago eso? ¿Sufre mi perro de hambre y falta de amor durante horas? No, se va a su camita y se duerme en un sitio al sol.

La mayor parte de su disgusto viene de no saber si conseguirá lo que quiere. Una vez sabe que la respuesta es “No” y que no va a cambiar se relaja. De la misma manera un “no” firme es una amabilidad que rompre su ciclo de sufrimiento autoimpuesto.

Eso me hizo pensar. Los humanos somos mucho como los perros ¿lo sabías? ¿He estado prolongando la agonía de sufrir en mis otras relaciones –especialmente con algunos de mis amigos- por ser demasiado suave? ¿Demasiado complaciente? ¿Demasiado no comprometida? ¿Demasiado “lo que quieras hacer está bien”? ¿Demasiado “no puedo darte lo que quieres pero me siento mal por ello así que te hablaré durante un buen rato acerca de cómo no puedo ayudarte”?. Me parece que sí.

Cuando hago repaso de mi vida, mis relaciones más complicadas crecieron de mi falta de habilidad para dar mi opinión sucinta y firme dejar de comprometerme. Desde entonces he aprendido que una frase firme o dos dicha sin enfado y seguida de un silencio puede ser ensordecedora. La gente la “procesa” más que 25 frases dichas en voz alta seguidas de 30 más dichas en voz más alta.

Lo corto y sucinto también termina el drama. Sólo dos personas pueden jugar al tira y afloja. Si una de las dos suelta la cuerda, la otra persona no tiene más opción que dejar de tirar. De seguro esa persona no cogerá su extremo de la cuerda enseguida. Pero confía en mí. Tan pronto como él o ella se dé cuenta de que definitivamente no vas a volver a coger tu extremo de cuerda, que dejes claro lo que quieres decir y que no vas a cambiar de opinión durante esta vida o la siguiente las tácticas de persuasión de esa persona (pelear, protestar, e incluso la agresión pasiva) terminarán rápidamente. Entonces ambos os sentiréis mejor. En lo que sea que pongamos nuestra energía conseguimos sacar más de ella. Si ponemos nuestra energía en el drama, generaremos más drama. Si ponemos nuestra energía en la calma, conseguiremos más. De esa manera no tratando con el drama terminamos con el drama. Y en el proceso, estaremos siendo amables con todo el mundo.

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